Cuánto vale un diamante

¿Quiéres saber cuánto vale un diamante? El precio de un diamante varía en función de alguna de sus características como la talla, el peso, el color y la pureza. Precisamente, todo diamante auténtico debe ir acompañado de un certificado de valor en el que se especifiquen las características anteriores.

Si quieres saber cuánto vale un diamante, debes saber que la talla es la cualidad más importante de un diamante. Si no se halla bien tallado, no brillará y tendrá un aspecto más opaco. Por otro lado, cuanto más incoloro sea el diamante más pureza tendrá. A medida que el tono se hace más amarillento, el precio del diamante disminuye, pues la aparición del color se debe a la presencia de impurezas o a defectos estructurales.

La pureza depende del proceso de cristalización, por lo que cuantas menos imperfecciones mayor calidad tendrá el diamante. El peso, por su parte, es el factor determinante que decide cuanto vale un diamante. Para ello se utiliza el quilate, una unidad que equivale a 200 miligramos. El valor del diamante aumenta con el número de quilates que posea.

La lista Rapaport Diamond Report

El Rapaport Diamond Report es la lista estandarizada que, desde 1976, establece a nivel mundial el valor real de un diamante. En esta lista, que se publica de forma periódica, los diamantes aparecen agrupados por rangos de pesos. Y dentro de cada rango se suelen ordenar según el color y la pureza.

El Rapaport Diamond Report está compuesto por diferentes tablas y en ellas aparecen precios orientativos, dejando que sea el experto quien determine el valor final del diamante.

Los precios que aparecen en esta lista se reflejan en dólares y son para profesionales del sector, por lo que son al por mayor. Quiere esto decir que los precios para el público en general tendrán una serie de márgenes comerciales que hay que calcular. Además, hay que señalar que estos precios son la cantidad mínima de dólares que alguien pide por su diamante.

A su vez, el precio del diamante no será el mismo que el precio de adquisición. Aquí es donde entran en juego los gastos de comercialización y los diversos impuestos que se incluyen en el brillante. Por otro lado, hay que tener también en cuenta el desgaste por su uso, los daños que se hayan podido ocasionar en la joya y el hecho de no ser un diamante a estrenar. Todos estos condicionantes hacen que el precio del diamante disminuya.

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